5/18/2008

Diferente

Nos empeñamos en ser diferentes. El frío alimentó aquella ilusión vaga, hostil, de agrupamiento frente al resto que nos dejaba solos. Nos empeñamos.
Construimos una estructura sólida basada en la confianza a ciegas, en la fe y, la que creímos era, una verdad inmutable. Todo se derrumbó.
Aprendimos bien: no hay verdades inmutables.
El silencio marcó caminos sinuosos en nuestras vidas y quisiste irte o que me fuera yo o, quizá, quisimos irnos los dos, los tres, no sé cuántos fuimos en cada momento. Sé que hubo varios: amantes, números, instantes, diálogos y lecciones. Sé que hubo.
La primavera llamó a una puerta mal cerrada y se coló por una rendija estrecha; muy estrecha. Todo acabó entonces. La primavera tiene esas cosas. O quizá todo empezara.
De lo que sabía de mí no queda (casi) nada. Alguien reseteó el lugar de la memoria. Alguien que me quería o quizá no.
El mundo resurgió de entre los jardines del engaño y la verdad. Como si fuesen dos lugares separados. Tú no volviste nunca. Él tampoco. No importa.
Las coletillas de nuestras conversaciones nunca se alejaron en demasía de lo que pasó. Aunque no sé bien qué pasó.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Según nos ocurren cosas cambiamos el concepto de nosotros mismos.
Para al final casi no reconocer quien fuimos ayer en nuestro yo de hoy.
La vida es dura y el tiempo nos endurece
Cada tropiezo no es el final, es un nuevo principio.

Un beso!

Vanlat dijo...

¿A tí también te pasa? En mi teclado, la pausa siempre reinicia :D.
Besooo