10/31/2006

Esta soy yo

Y esta soy yo
Puedes preguntarme si quieres... pero no tengo las respuestas, hoy no al menos. Sigo aquí, en este lugar que lo es todo, pero que sé que algún día no será nada. Me cuesta escribir, sentada, en el ordenador, de pie, tumbada, dormida, en un papel... da igual... me cuesta escribir y resulta absurdo que lo que más me cuesta sea lo único que hoy me libera. Y esta soy yo... la pequeña, la niña, la grande, la hija, la mayor, la madre, la amiga, la compañera, la psicóloga, la consejera matrimonial, la sexóloga, la que pregunta, la que entrevista, la que añora, la que es añorada, la que llama, la que no, la que escribe, la que se olvida, la que duerme durante horas, la que se equivoca, la que acierta, la que sabe todo, la que no sabe nada, la loca, la que se fue de Erasmus, la que volverá (o no, Ana?), la incomprensible, la comprensible, la que no entiende nada, la que entiende todo, la pija (como dirían los Madrakas), la basta (como dirían los Maños), la borracha (como diría todo aquel que no me conoce), la de la sonrisa pegada, la camarera de la mala leche (como dirían los del Voltaire), la que grita, la celosa, la que regala, la que espera, la que quiere, a la que quieren, la que llora, la que ríe, la tímida, la abierta, la miedosa, la que tuvo todo, la que lo perdió todo, la que lo ganó todo... Esta soy yo.

Y sin embargo no soy nada de esto aislado, suena raro, pero soy también un millón de libros, un millón de frases, las miradas y las sonrisa de un millón de personas con las que me cruzo, un millón de canciones, un millón de bailes... Soy un millón de cafés, un millón de sms, una millón de conversaciones... soy también ese millón de cosas que pienso y olvido. Hoy soy más dos canciones que otras novecientas noventa y nueve mil novecientas noventa y ocho... pero sigo siendo yo.

En fin y básicamente (así resumiendo) que soy, como todos, una persona más.


Anat

10/18/2006

¿Crees que no lo sé? Estás en lo cierto, no lo sé. No sé nada. No sé cómo estás, no sé cómo vives ahora, no sé cómo fue tu nuevo trabajo, no sé si me echas de menos, no sé si piensas en mí... sólo sé que dónde antes estabas... ahora sólo hay una gran ausencia, una ausencia que nos ha alejado y que no comparto y creo que tampoco entiendo. Una ausencia envuelta en abrazos. Una ausencia de la que nadie habla. Una ausencia que me duele solo con ser pronunciada. Una ausencia... y tu nombre... que se alarga como una espiral desde la raíz de mis cabellos hasta el dedo meñique del pie... Desde el todo a la nada, una ausencia que brota desde el fondo de mi alma... una ausencia que no sé frenar.