12/26/2007

Regalos

Me gusta regalar. A veces es un defecto; a veces una gran virtud.

Pero a mí me gusta regalar, aunque me freno. No regalo todo lo que me gustaría (y tengo mis buenas razones)... Me pasa que voy por la calle y veo cosas que sé que les encantarían a amigos/rollos/familiares/colegas/conocidos y claro, me apetece darles una sorpresa (me encantan las caras de ilusión y la sonrisa, ESA sonrisa).
Sobre todo me pasa cuando les veo tristes... entonces me puede todo... podría parar el mundo para que sonrieran y esto es precioso cuando se trata de un amigo (aunque por más que hagas si está triste no estará feliz) y agobiante en cualquier otro caso (una tía que no conoces de nada... ¡qué leches le vas a dar!). Por eso, cada vez más, me inclino por los pequeños gestos... esos que agradecen de verdad, que se preocupan de verdad; en definitiva, que SON de verdad.
Un viejo rollo anda triste por una mujer y sé que el dolor enseña, pero el instinto de madre que tengo me pide que vaya a arroparle (no, lo que él opine no importa) y mi yo (yo y mi yo y mi superyo) dice que nanai de la china... intentar animarle sí... pero no puedo quitarle el dolor. Lo peor de todo es que es buen tío, es muy buen tío y yo le quiero un montón, pero creo que él no sabe ninguna de las tres cosas...

La imagen (preciosa por cierto) fue vista en Foto Dani

2 comentarios:

Denise dijo...

A veces alguien te sonríe en la calle y te alegra la vida... yo creo que el gesto anónimo es todavía más bonito :-)

Vanlat dijo...

Y estamos de acuerdo, sí señora...