Días

Hay días que me gustan más que otros. Pero hay días que me gustan especialmente: los días en los que no hay nada bueno planeado y no pasa nada excepcionalmente bueno, ni siquiera bueno si así lo queréis... Esos días en los que al levantarte hace un frío que pela, el agua caliente se esfuma y el café también está frío... Esos días en los que, sin saber porqué, está claro que nada puede ir peor o, al menos, no mucho peor.
Y todo se junta y ahí estás tú. En mitad de la calle con gorro, guantes y el cuerpo protegido por un abrigo gordo que te compraste para el frío siberiano de Alemania. Andando hacia la universidad para hablar de un tema que te tiene harta y que no sabes cómo afrontar. Todo esto sola, porque el compañero de tu vida en estos menesteres anda "ocupado" (y tú llevas un ligero enfado con él). El coche en el aparcamiento de pago porque no había más narices. El frío metiéndose por quien-sabe-dónde y el sol luciendo, en pleno apogeo, mirándote con cara de burla "¡Qué pasa! Si no quiero, no caliento" Será cabrón...
En fin, a lo que iba, que cuando peor se ponen las cosas te dicen que tienes que volver a estudiar una asignatura en cuestión de una semana, te tomas un café lavativa y jodes un trabajo (sin querer) a una buena amiga... Y ahí estás tú, en una clase no tan aburrida, con un coche no tan feo... en un día en el que lo mismo te da, que te da lo mismo ser que estar, haber o tener; casi se podría decir que sólo existes. (Y también que, realmente no eres tan importante).
La diferencia con el peor día de tu vida, es que no te importa. Ni un pimiento. Y sonríes. Y mueves tu vida. Y las cosas se ven diferentes. Por eso me gustan los días en los que no pasa nada especialmente bueno y soy feliz.
Gracias a todos los que los compartís conmigo, los días bueno y los no tan buenos :D.