Desvariando que ya es hora... ¿o no?
Con vuestro permiso, voy a buscar el tabaco.
Con vuestro permiso también, me enciendo un cigarro.
Y ahora comienzo...
Reconozco que te echo de menos y siento una punzada de envidia cuando visitas al resto y a mí no. Cuando ves al resto y a mí no. Cuando dices cosas amables al resto y a mí no. Creo que, en el fondo (y en la superficie), echo de menos verte, que me visites y visitarte, decirte cosas amables y oírtelas decir. Echo de menos disfrutar conmigo. No me importa a cuántas más veas, pero sí que en el tiempo que pasamos juntos de pronto algo haga clonc y me alejes y te separes. Será porque me trae recuerdos amargos, que huelen a polvo y encerrado. Será porque lo entiendo y porque no.
Será, simplemente que no me acaba de gustar.
Punto y aparte y cambio de tercio.
Soy la princesa, otra vez. En Nochevieja me regalaron una corona, bueno fue un robo consentido. Volví a utilizar la sonrisa pícara (tengo tantas ventanas abiertas que no sé en cuál distraerme). [Mañana casi seguro, te pido un abrazo.] y disfruté de ello. Volvieron a rozarme, incluso casi a tocarme. No caí. Paré el juego consciente. Sonreí. Volví con los míos. Siguen siendo lo mejor que tengo. A veces, me cuesta expresarlo. Sobre todo cuando estoy con ellos. Los míos, mi gente, mi mundo, que cada día se ensancha un poco (mi mundo, no mi gente) y hay más espacio. Y sonrío más. Porque los siento cerca. Porque es bueno que estén ahí. Me gusta que existan.
Otro punto y aparte.
Tengo un trabajo, breve, pero bien pagado. Después de exámenes. Antes está lo difícil. Vuelven las luces, las intermitencias clave. Me gusto. Me gusta tener un trabajo (aunque sea temporal). Me gusta.
Otro punto y aparte. Me voy a dormir, a leer un rato y a soñar de nuevo. Mañana me despertaré pronto y seguiré viviendo. Me gusta esa idea.
Dulces sueños
Con vuestro permiso también, me enciendo un cigarro.
Y ahora comienzo...
Reconozco que te echo de menos y siento una punzada de envidia cuando visitas al resto y a mí no. Cuando ves al resto y a mí no. Cuando dices cosas amables al resto y a mí no. Creo que, en el fondo (y en la superficie), echo de menos verte, que me visites y visitarte, decirte cosas amables y oírtelas decir. Echo de menos disfrutar conmigo. No me importa a cuántas más veas, pero sí que en el tiempo que pasamos juntos de pronto algo haga clonc y me alejes y te separes. Será porque me trae recuerdos amargos, que huelen a polvo y encerrado. Será porque lo entiendo y porque no.
Será, simplemente que no me acaba de gustar.
Punto y aparte y cambio de tercio.
Soy la princesa, otra vez. En Nochevieja me regalaron una corona, bueno fue un robo consentido. Volví a utilizar la sonrisa pícara (tengo tantas ventanas abiertas que no sé en cuál distraerme). [Mañana casi seguro, te pido un abrazo.] y disfruté de ello. Volvieron a rozarme, incluso casi a tocarme. No caí. Paré el juego consciente. Sonreí. Volví con los míos. Siguen siendo lo mejor que tengo. A veces, me cuesta expresarlo. Sobre todo cuando estoy con ellos. Los míos, mi gente, mi mundo, que cada día se ensancha un poco (mi mundo, no mi gente) y hay más espacio. Y sonrío más. Porque los siento cerca. Porque es bueno que estén ahí. Me gusta que existan.
Otro punto y aparte.
Tengo un trabajo, breve, pero bien pagado. Después de exámenes. Antes está lo difícil. Vuelven las luces, las intermitencias clave. Me gusto. Me gusta tener un trabajo (aunque sea temporal). Me gusta.
Otro punto y aparte. Me voy a dormir, a leer un rato y a soñar de nuevo. Mañana me despertaré pronto y seguiré viviendo. Me gusta esa idea.
Dulces sueños
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