12/17/2006

Eso para lo que a veces no hay tiempo

Veinte minutos pensando cómo empezar esta entrada, cinco decidiendo si lo hago o no, seis perdidos buscando un cigarro, dos seleccionando una canción y tres y medio pensando en que quiero bebr agua.... y como no hay duendecillos... pues me levanto y voy a por agua. Esto hacen dos minutos más y una sonrisa de premio (he visto que la mesa para el desayuno de mañana ya está puesta).
Total, 40 minutos para decidirme a escribir y ahora ¡a ver cuanto me cuesta!(23:58)
Y tú anonimo lector posiblemente te estés preguntado a qué viene semejante cuenta de minutos, segundos y acciones... y yo te responderé en medio segundo...
¿Has pensado alguna vez la cantidad de tiempo que perdemos haciendo nada? Pensamos tengo que hacer esto o lo otro o aquello y después esto otro, sobre todo que no se me olvide y tengo que llamar a Fulanita a ver cómo está y si puedo de paso luego iré a la biblioteca a hacer unas fotocopias... Y al final del día ni esto, ni lo otro, ni aquello, ni lo de más allá, ni llamada, ni biblioteca, ni nada de nada. ¡Y esa es la cantinela todos los días! Bueno, con un poco de suerte, alguno sí estás activo y haces todo lo que tenías pensado, e incluso un poco más... días que deberían estar señalados en el calendario como milagrosos.
Todo esto viene a raíz de un pensamiento que ha cruzado mi mente mientras estaba en el coche con un amigo (y sí evidentemente no estaba prestándole mucha atención). No sé cómo he caído en la cuenta de un proyecto que tengo en la cabeza desde hace tiempo y que por h o por b no he empezado todavía (y no, graciosos no es ir a clase). Y la pregunta es ¿por qué? Porque no he encontrado el momento... JAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ¿y las tardes perdidas delante del televisor? ¿Y las horas hablando por teléfono porque no-sé-qué-hacer? ¿y los minutos desperdiciados en tareas que no sirven para nada?? No me voy a poner a calcular la cantidad de tiempo que perdemos en cosas nimias, tontas y/o innecesarias... Tan acostumbrados a creer que tenemos tiempo para todo, que si no hacemos algo... todavía tendremos "otro rato" y van pasando los días... Y al final nos despertamos una mañana y el mundo que nos rodea es otro, incluso nosotros mismos somos otros y nos viene a la cabeza esa vieja idea... Ya no podemos hacerlo, nuestra compañía ha cambiado, o el día ya ha pasado y no hay solución, no podemos volver atrás... nuevas responsabilidades nos aguardan, nuevos retos, nuevas ideas...
¿Y cómo intentarlo todo a la vez? si eso es imposible, ya lo dice el refrán "Quien mucho abarca, poco aprieta". Y ahí estoy yo intentando abarcar algo que no puedo hacer, todavía... y no por falta de ganas, sino porque ahora es el momento que tengo (el único) para hacer otra que requiere mi máxima atención, mi máximo esfuerzo, mi máximo potencial... y ¿sabes qué es lo peor? Que no sé dónde he dejado todas esas cosas que necesito (00:16, pues al final no ha sido tanto ;))

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