5/15/2010

A mí, que siempre se me cae la aguja cuando intento enhebrar el hilo, me dicen que me toca ahora abrir puertas.
A mí, que me tiemblan las muñecas cuando me aguanto los puñetazos, me dicen que soy guapa por la calle.
A mí, que las neuronas me hacen corticircuito cuando nos cruzamos y no me lo espero, me dicen que hablo sin sentir.
A mí, que me he cansado de esta montaña, me dicen que puedo con todo.
A mí nomás me apetece tumbarme a tu lado y fumarme un cigarro. Y que el mundo pase. Y que no cuenten con nosotros.

2 comentarios:

Dolo dijo...

¡Cuántas exigencias para un alma que sólo quiere descansar!
Bueno, o un cuerpo.

http://www.visitareuropa.com.ar dijo...

Junto con casi todo lo que parece estar desarrollándose en este tema específico , todos sus puntos de vista tienden a ser relativamente radical. Por otro lado , lo siento , pero no puedo suscribir a todo el plan, todo ser que no estimula el menos.