7/05/2006

Promesa y gracias

Tú no lo sabes. Soy tu propio reflejo y te estoy mirando. Tú crees que estás escribiendo, sólo te estás viendo. Te estás descubriendo a través de palabras. Crees que lo haces por los demás. Te equivocas. Sólo estás pensando en ti ahora mismo. Por primera vez en mucho tiempo, tú eres lo más importante. Sin más intenciones escondidas. Hoy vas a guardar silencio sobre lo que hiciste, un silencio que durará mientras te mantengas fuerte y seas capaz de guardar tu secreto. Lo más lindo de este secreto es eso, que es un secreto, que nadie vendrá a leer porque le pediste que lo hiciera, aquel que te lea, te leerá sólo por leer, por curiosidad; sin saber, que te estás abriendo a él.
Mucha gente conoce tu nombre, aunque dudo que lo recuerden. A la vez tan simple y tan propio, tan personal y tan extraño. ¿Te ves ahora? Sí tus ojos siguen siendo del mismo color, pero tu mirada tiene un brillo que había perdido y tu sonrisa un punto pícaro que hacía mucho que no recordabas... aunque en algunas fotos salga, aunque todo el mundo lo conozca, la sonrisa que hoy enseñas sale desde tu interior, desde lo más profundo de tu interior.
Ha llegado la hora de dar las gracias. Gracias a ese hombre que te sorprendió con un piropo y un beso. Gracias a ese hombre que te devolvió las conexiones nerviosas e hizo que tus piernas flaquearan sin saber por qué. Gracias a ese hombre cuyo carácter y vida inventaste con un par de frases y que te sorprende cuando descubres algo nuevo de él. Gracias a ese hombre que no sabe que le debes tanto. Gracias a esos hombres que quieren amarte. Gracias a todos los demás, que no quieren amarte, pero que te han regalado una nueva visión de ti y de tu mundo. Gracias a todos los que allanaron el camino para que así fuera. Gracias a los que te dieron la vida. Gracias a los que te la intentaron quitar porque te hicieron mucho más fuerte. 4 de junio de 2006

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