9/04/2008

Fantasías adulteradas

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Entonces sí que saqué el genio. El intelectual metido a sufridor marginal (obrero opcional) decía que mi vida estaba en los márgenes de la realidad, que él sí que sabía, que lo que tenía que hacer era acabar mi carrera, buscarme un novio y un trabajo (necesariamente en ese orden) para comprarme una casa y dejar de fantasear con lo que podía hacer el día de mañana.
Ahí sí que saqué el genio (mira, mira, que es verdad que lo tengo). Dejó de hablar con sólo una mirada. Creo que le espeté algo así como: "El día que dejes de perseguir a la dominatrix rubia que presentas como tu novia, que superes todos tus complejos de hijo-poco-querido, que hagas algo diferente y veas que es factible, que dejes de pensar que no necesitas a nadie, que mandes tus miedos a tomar por saco... Ese día puedes venir y decirme qué crees que debería hacer. Mientras tanto puedes meterte tus consejos por el mismo sitio por el que te metieron la sonda la última vez en el hospital y espero que te duela tanto como entonces..."
Y para cuando acabé mi mente ya tenía preparadas dos maletas.

5 comentarios:

Nuskens dijo...

Me puede que la gente se crea con el derecho de planificarte la vida cuando la suya no es más que un conjunto de casualidades o fruto del dinero de papá y la correa de la pareja...

Vanlat dijo...

Lo peor de todo es cuando la gente te arregla la vida, venga de donde venga, no aconseja, IMPONE...
Y peor es todavía (aunque esto sea léxicamente incorrecto) que una lo escuche... (pero de eso hablamos otro día).
Me encanta verte por aquí, Nus. Besazo

Anónimo dijo...

Escuchar no es malo Vanlat, no por eso vas a hacer caso. Claro que siempre hay cosas más interesantes de las que hablar...
Me alegra verte tan activa en estas fechas.
Un beso!

Vanlat dijo...

Es que o me activo o muero... Sólo me fallan las relaciones sociales, que no salgo más que a hacer exámenes... Eso no puede ser bueno...
(Ahora dudo sobre tu personalité... Aunque el beso me ha dado la pista)
Muackas guapaaaaaaaa

Julio Castelló dijo...

Uf, qué carácter.
Como relato, fino, bien hilado, trepidante y, jajaja, me he reído un 'puñao'.
Como realidad, triste, pero resuelta.
Un saludo.