4/20/2008

Amigos (a la manera de la ciudad del viento)

Mi jefe decía que no tenía amigos. Claro que mi jefe a veces era un gilipollas. Siempre me dolió esa frase. Mi jefe decía que no tenía amigos y también que era Dios. No sé si alguna de las dos ideas era verdad (le vi hacer milagros y ayudar a "su gente"), pero la cosa es que decía que no tenía amigos. Así nadie le puteaba. Ya le habían jodido antes, sus "amigos". Yo nunca he sabido bien qué fui respecto a él: (in)subordinada, camarera, hija, paciente... Tampoco importa mucho ya. La cosa es que este post no habla de mi jefe.
La vida cambia. De pronto, un día ya no están los que estaban; quedan algunos (y menos mal) y otros no. A ratos casi no importa. Otros no.
Algo así como tres semanas sin saber de ti y me parece mentira seguir bien. Millones de momentos congelados en fotos sin imprimir, sonrisas y besos, millones de abrazos, bailes y consejos, cervezas, cafés y demás historias compartidas. ¿Dónde estás? ¿Qué haces ahora?
Me sigues importando. Eres un canalla. Te equivocaste aquella tarde. Sigo esperando una llamada. Ya nada volverá a ser como antes.

Me da asco.

Una se acostumbra a las ausencias sólo gracias a las presencias. Las presencias son lo más grande que hay y también es diferente.
Crecer es tomar decisiones y acumular ausencias que ahí se quedan, hacer caminos, nuevas rutas y no saber siempre si la opción que eliges te llevará al lugar que quieres. Crecer es lo que hay (nunca mejor dicho). Crecer es cambiar. Crecer es aceptar. Mi rebeldía nunca muere (al menos eso parece). Tengo fe en el cambio, eso significa (quizá) alejarme de ti. Puede ser que quieras tu camino lejos del mío (eso es una mierda). Just cry one night.
Las elecciones incluyen descartes. Nadie pregunta al descarte su opinión porque no importa. En mi decisión sólo entro yo. Pero las opciones que descartamos también cuentan.

Que se arregle cada uno con su filofía y sus principios y sus faltas y necesidades. Bastante tenemos cada humano con colocarnos en eso que llaman "humanidad".

Y aquí sigo, intento ordenar ideas, no es tarea fácil. Todo parece estar por hacer y, al girarme, veo que ya construí mucho. Resulta complicado hablar de una sin caer en tópicos y topicazos. La vida debería venir con diccionario.

Todavía tengo estas presencias y que no se me vayan en mucho tiempo sean como sean: físicas, virtuales o espirituales. Que sigáis rodeándome muchas lunas. Que no me faltéis nunca. Que yo no os falte a vosotros.





Imagen vista en: Palacio Achinelly

2 comentarios:

SüRiLüRi dijo...

¿Por qué me da tanta rabia?
O mejor dicho, ¿se merecen mi rabia?
No se merecen ni eso, y hasta eso les doy.

Los que buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla, y ahí es donde estramos "nosotros" a formar parte de la función.

Quisimos encontrarla, y la encontramos. Ese es nuestro castigo.

Tiempo, sólo tengo la esperanza del tiempo.

Un beso bicho.

Mientras tanto, bizcochos de chocolate.

Vanlat dijo...

Detesto que la verdad pueda ser un castigo.

Es una gran esperanza la tuya y, sobre todo, dulce, muy dulce.

Beso para tú també