2/11/2010

El punto

Vengo con el lápiz, ahí, remarcando bien los puntos; que ya vale de tonterías, que ni tú eres tan cabrón ni yo soy tan buena. Que tengo mis maldades, mis maldades gordas; pero no lo publico porque no me apetece. Que me río de cosas que no debería, pero ¿qué le vamos a hacer? me hacen gracia. A quien no le guste que mire para otro lado, que ya me he cansado yo de desviar los ojos. Que sí, que mi silencio no significa que te dé la razón, ni siquiera que esté de acuerdo. Pero te dejo decir, porque creo que no lo vas a entender y no tengo ganas de esforzarme. No, primo, no tengo ganas de sacar las espadas, enzarzarnos en una lucha desde los pedestales y meternos un piñazo de los gordos; por eso te dejo decir... Que yo haré lo que me dé la real gana. (Si eso, gracias por intentarlo).
Que puedes llamarme rubia o morena, que me da por ponerme peluca y a ver si te acuerdas de qué color tengo el pelo... Tanto mirar para no ver nada. Tanto buscar para que lo que encuentres sea una soplapollas y encima vengas a tocarme los cojones. Si quieres soplapollas, quédate con ella y a mí déjame seguir con mis cuentos. Sigo creando historias cada día, voy dejando ramilletes de romero en las casas que destrozaron las tormentas de estiércol. No es mucho.

No te preocupes, tengo lo tuyo preparado para mañana.

1 comentario:

So dijo...

El punto...¿del desahogo?

Un saludo de una "no soplapollas" =)