Del modo...
... disciplente y absurdo en que se presentan ante nosotros las ideas escondidas en el cerebro. Tengo casi 23 años, aunque ayer no dejaba de decir que eran 21. Quizá alguien me haya robado dos años de vida y no me haya dado cuenta. Esa referencia a mi edad, oculta a los demás, oculta tras de sí muchas más certitudes no escritas, todavía, que hoy se agolpaban en borde de mi frente, en mi pizarra mental.
Caminaba hacia casa después de una mañana agotadora llena de cuestiones gramáticas envueltas en deber y placer (sazonado todo con la impresión de que llego tarde, de haber perdido demasiado tiempo en encontrarme y en seguir buscándome). Incapaz de delimitarme hacia un solo camino, sigo fantaseando y empiezo a eliminar mis propias mentiras. Tantas vías frente a mí y tantos deseos de explorarlo todo, de ser todo: editora, investigadora, profesora, habitante nocturna de la noche, actriz, amiga, novia, madre, independiente, soñadora, realista, dependiente, cariñosa, fría...
Y de fondo la certeza de la imposibilidad.
Y de frente el deseo, más fuerte que todo, de descubrir hasta dónde soy capaz de llegar.
Quizá el lenguaje no determine la mente, pero la expresión de un pensamiento sí determina (y modifica) un sentir del ánimo.
2 comentarios:
Comprendo. Extenso el horizonte, pequeñas las manos. Ánimo, sé buena en todo, sólo la mejor en algo.
Un besote
Mil gracias Cocò
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