8/28/2009

End (1)

Había llegado el momento.

Miré al frente y no había nada. Gigantes batallaron antes que yo. Gigantes que, ahora, están tan muertos como tú. No nos queda nadie. No nos queda nada. Y aquí seguimos, recogiendo palabras y más palabras en nuestras cestitas del hacer. Nos creemos emperadores y hasta los parias nos escupen al pasar a nuestro lado. Luchamos con uñas y dientes, como los grandes. Éramos héroes griegos fuertes, valientes, míticos; teníamos más razón que un santo y la verdad era nuestra. Teníamos que ser líderes del nuevo mundo, con nuestros vestidos de Dior, nuestro conocimiento absoluto. Era nuestro destino:
Morir con la boca desencajada.

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