9/14/2006

Homenaje...

Hoy, 14 de septiembre se ha celebrado en Novallas un homenaje póstumo a D. Jesús Luis Cunchillos Ilarri... mi padrino. Hace 10 años lo nombraban hijo predilecto de su tierra. Hace tres meses y medio murió de un cáncer de pulmón.


El texto que sigue lo escribí poco antes de su muerte. Él nunca lo leyó.

Homenaje a un gran hombre.



Hoy, que la noticia de tu muerte late bajo el timbre de cada llamada, veo la esencia de lo que eres. Los pájaros alemanes, que no entienden porqué deben callar, me lanzan miradas de odio cuando paso junto a ellos con la cabeza en otra parte, pensando en todos los momentos que soy capaz de recordar a tu lado. Hoy que no recuerdas lo que fuiste y es mejor que sea así, porque si lo recordases sé que te destrozaría el alma... quedan tus descendientes para recordarlo y para gritarle al mundo el mensaje que trajiste y para seguir tu trabajo... uno del que hace mucho ya que te olvidaste, uno que nunca podrás volver a redactar, uno que hace ya mucho que dejaste sin terminar, en su tercera hoja... como un regalo...

Hoy que las lágrimas me invaden por dentro, una fuente yace dentro de cada mujer, recuerdo las risas y las bromas y también las discusiones. Esas discusiones que nos alejaron cuando te diste cuenta de que era demasiada mujer para ser controlada ¡Qué distinto hubiese sido, si en lugar de vagina hubiese nacido con pene! Esas mismas discusiones en las que ocultabas un brillo de orgullo en la pupila al ver reflejado en mi todo aquello que tú habías sido antes. Esa medio sonrisa en la comisura de los labios la última vez que te vi... Ese orgullo al pronunciar mi nombre... Ese orgullo al saber que yo era mujer... Ese orgullo de saberte algo más que abuelo, algo diferente a eso, algo menos dulce y lleno de ternura...

Hoy es el día en el que tú no me has dicho ni una sola de estas cosas que te estoy diciendo yo... y sin embargo yo me siento frente al ordenador y las escribo porque tu alma me las dicta, o me las dijiste en sueños, o al menos es todo lo que yo siento. Aunque tú no seas quien eras, aunque no estés en mi oído respirando y diciéndomelo todo. Lo más grande del alma no lo dicen las palabras, ni los gestos; sino las miradas... quizá esa fue tu mejor lección... el recuerdo que más presente tengo.

Hoy es el día en el que la gente me pregunta si eres mayor... y aunque sé que sí, pienso que no, porque hace apenas unos meses la fuerza te invadía y salía por cada poro de tu piel, podía respirarla cada vez que te miraba, cuando estaba cerca de ti... y yo tengo que ser consciente de que es verdad, de que estás muy enfermo... pero me niego a recordarte con la imagen del anciano desvalido en el que te has convertido ahora, cuando los medicamentos y la ciencia han conseguido robarte lo que durante tantos años habías aferrado con tanta fuerza.

Ahora solo queda esperar y recordarle a Dios (al que sea, al nombre que quieras darle) que se lleva a uno de hombres más duros de esta Tierra y también uno de los más sensibles, así que se porte como tú te portaste con él.

No me queda más esperanza, lo siento...

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