me cuesta despedirme
Me cuesta decir adiós y mucho más despedirme del mundo que me ha rodeado.
Me cuesta marcharme y pensar que no volveré a tener ese sitio debajo de tu axila, en el que solía refugiarme sin que tú lo supieras.
Me cuesta despedirme de todo el tiempo que hemos compartido.
Me cuesta despedirme de los recuerdos de aquello que no hemos vivido.
Me cuesta decirte adiós con los labios, las manos, el cuerpo...
Me cuesta aceptar que ya no compartiremos nada. (Punto, la frase no puede seguir; no puedo decir que nada de algo, porque ya no compartiremos nada, simplemente es TAN cierto).
Me cuesta darme cuenta de que ya no tienes un pensamiento tierno para mí.
El dolor se me pega al cuerpo y no sé cómo desprenderme de él.
Intento no pensar en ti porque tú ya no eres tú, este tú del que ahora hablo es una suma de nombres, hechos, momentos, cuerpos y soledades compartidas. Te he querido tanto, tanto, tanto que me duele pensarlo, sentir que hace apenas un año estabas abrigandome el corazón con caricias y abrazos, nada sexual, sólo cariño, un cariño infinito que no sé porqué me negaste.
Ahora ya no estás, ya no estás nunca ni cuando me siento sola algunas noches y te mando un sms con un "dulces sueños" o tonterías por el estilo, ni cuando tengo algo que celebrar, ni cuando estoy tan guapa que hasta los semáforos me miran... ya no estás para hablar de sueños, de un futuro cercano o un poco más lejano que más da; ya no estás para hacer bromas, ya no estás, ya no estás, ya no estás.
¿Por qué cambiar significó perderte para siempre?
2 comentarios:
No, si al final tendré que dejar de leerte para evitar emocionarme al sentirme identificado en tantas cosas que expresas...
Precioso Vanlat... como siempre!
Un beso enorme!
Gracias Elros, por tu visita y tu comentario... No te olvides nunca que, al fin y al cabo, la vida no es tan trágica como la expresan las palabras... que palabras son.
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