Lo que me dicta el espejo
Me miro.
Me veo, me reconozco y toco mi cara. Hay alguién más. Allá al fondo estás tú. Te veo, cerca de mi. Como si el espejo pudiera decir más cosas de las que hay en realidad. Giro la cabeza y no estás. Me has dejado sola. Estoy cansada de estar sola, harta de estar sola, harta de quererte. Cansada de esperarte. Sé que no abrirás los ojos, creo que ya los tienes abiertos. Entonces explícame ¿Por qué jugamos a este juego? Me rompo en trozos, en trozos muy pequeños, lo noto. Noto cómo se quiebra mi corazón, porque es lo que me duele, justo debajo del pecho izquierdo. Noto que sigue bombeando.
Vuelvo al espejo.
Me miro y sigo viéndote. Estás aquí conmigo. ¿Qué haces? ¿Por qué me besas el cuello? ¿POr qué no eres capaz de girarme y enfrentar nuestros cuerpos?
Estoy enfadada contigo, harta de ti, harta de mi. Pero sigues aquí. Me gustaría que te fueras. Me gustaría que te quedaras de una vez, sí, lo que más me gustaría es que te quedaras conmigo. Pero tú no queires quedarte. Parece que no soy suficiente, que no eres suficiente, que no somos suficiente. Te necesito conmigo, te quiero conmigo y ¿tú? ¿tú me quieres contigo?
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