Recompensados I

Que te guste leer en este país es ser raro. Que te guste escribir, casi normal.
Que sepas lo que es un hipervínculo es normal (aunque la RAE no haya aceptado el término todavía). Que tengas un blog es casi obligatorio.
Que estudies Filología es raro. Que estudies Filología y no te guste la literatura de antes del XX es extremadamente raro (y perjudicial para tu expediente).
Que a los 22 años no hayas tenido pareja ni nada digno de mención empieza a ser raro. Que no la busques, no se lo cree nadie (aunque sea verdad... o que te acaben de dar por saco y pases de todo).
Que te comuniques con gente que no conoces y leas lo que escriben y les sigas, es raro. Que te enteres de su vida es muy raro.
Bien, después de exponer rarezas y normalidades os contaré algo muy, pero que muy extraño que sí ocurre... Fóllame y te recompensaré.
Este lema, tan recurrente en esta sociedad en la que vivimos, parece haber hecho mella en el pueblo llano (y no, no me estoy refieriendo a Belén Esteban). Y cuando digo pueblo llano me refiero a MI pueblo llano, esto es la gente de Zaragoza y alrededores a la que conozco, oigo toser e incluso con la que me comunico (aunque sea borracha como una cuba en un bar a las tres de la mañana).
En fin, que a mi los fóllame-que-te-recompenso, me tocan mucho las narices y una no está como para que vengan a molestarla así porque sí. Porque los fóllame-que-te-recompenso valen mucho, ojo, que se cotizan muy caros... hay verdaderas peleas (que yo las he visto) por esas "joyas" de la corona. Y no vayáis a creer que este fóllame-que-te-recompenso vale sólo para los braguetazos archiconocidos e históricamente documentandos; no, no, no, ya os he dicho que me refiero a cosas de la calle... a gente normal y corriente cuya máxima aspiración es seguir más o menos como hasta ahora o devorar el mundo antes de cumplir los treinta, todo depende.

--------
Corto aquí y os dejo con la incógnita